La Confirmación es un sacramento de la iniciación Cristiana, con relación al bautismo, completa la obra iniciada. Después de la conversión y el bautismo, recibida la Eucaristía, todo cristiano continúa su camino, preparándose convenientemente para acoger en su vida el don del Espíritu de Jesús, en el Sacramento de la Confirmación.
Por la Confirmación nos vinculamos más estrechamente a la Iglesia, nos enriquecemos con fortaleza especial con el Espíritu Santo, y de esta forma, nos obligamos con mayor compromiso a difundir y defender la fe, con su palabra y
sus obras, como verdaderos testigos de Cristo.
El Obispo impone sus manos junto a los presbíteros, en oración, somos ungidos con el santo crisma en la frente, y nos hace la signación con el dedo pulgar en forma de cruz, ello expresa el carácter indeleble con que hemos sido
marcados al recibir la unción del Espíritu como en Pentecostés.
